martes, marzo 06, 2007

Nanomedicina: 2/25. Resúmen

“La bolsa de trucos de la nanotecnología, con la que inventa nuevas moléculas y manipula las ya existentes naturalmente podría maravillar por su potencial para mejorar la atención a la salud... la nanotecnología podría habilitar mejores sistemas de alerta temprana en el diagnóstico del cáncer y las afecciones cardiacas, curas para las enfermedades progresivas como la fibrosis cística, técnicas para realizar implantes tales como caderas artificiales más eficaces, incluso riñones artificiales.” -Barnaby J. Feder, “Doctors Use Nanotechnology to Improve Health Care”, New York Times, 1 de noviembre, 2004
Aunque la medicina habilitada nanológicamente pueda brindar beneficios, se mueve muy aprisa en ausencia de un debate público que aborde sus impactos económicos y sociales de largo alcance.
Resumen ejecutivo
Este informe examina las aplicaciones médicas de drogas, dispositivos e instrumentos de diagnóstico habilitados nanotecnológicamente. ¿Qué impacto tendrá la medicina nanológica en la industria farmacéutica? ¿Responderá la medicina habilitada nanológicamente a las necesidades de salud de las comunidades marginadas, especialmente en el Sur global? ¿Qué papel jugará? Las aplicaciones médicas de las tecnologías con escala nanométrica tienen el
potencial de brindar nuevos y poderosos instrumentos para detectar, diagnosticar y tratar las enfermedades a nivel molecular. Los entusiastas de la nanotecnología alegan que la medicina nanológica revolucionará la atención a la salud.
Los desarrollos incluyen, por ejemplo:
• Nano-sensores que circulen dentro del cuerpo para monitorear los niveles de glucosa, colesterol u hormonas.
• Nano-proyectiles de oro que hacen blanco en las células cancerosas, y que una vez que identifican las células tumorales pueden destruirse con un láser no invasivo.
• Nano-partículas “inteligentes” que buscan una localización específica dentro del cuerpo humano y luego suministran con precisión una dosis programada de medicamento.
• Puntos cuánticos luminiscentes que rastrean una proteína particular dentro una célula viva.
• Nano-partículas de plata que maten microbios resistentes a los antibióticos.
• Armazones tridimensionales nano estructurados para crecer nuevo tejido y órganos humanos.
Las aplicaciones médicas de la nanotecnología pueden sonar a cienciaficción, pero no lo son —un puñado de drogas y dispositivos habilitados nanológicamente están ya aquí—, y hay muchas más que vendrán pronto por conducto de la tecnología de lo minúsculo. Para mediados de 2006, 130 fármacos y sistemas de administración, más 125 dispositivos o pruebas de diagnóstico, todos basados en la nanotecnología, han entrado en una fase de desarrollo preclínico, clínico o comercial.

El mercado para la medicina habilitada nanológicamente (incluidos el suministro de medicamentos, la terapia y el diagnóstico) brincará de un poco más de mil millones de dólares en 2005 a casi diez mil millones de dólares para 2010. Los gobiernos —no las corporaciones— son quienes toman la delantera en la investigación y el desarrollo de la nanomedicina.
En el futuro cercano, las tecnologías que se pretende usar en el cuerpo —habilitadas por la nanotecnología— borrarán cualquier distinción entre “terapia” y “mejoramiento” y podrían alterar, bastante literalmente, la definición de lo que significa ser humano. La industria y los analistas predicen que la nanotecnología incrementará los márgenes de lucro, expandirán el rango de la propiedad intelectual y desalentarán la competencia. Las nuevas tecnologías médicas son irrelevantes para la gente pobre si no se hacen accesibles o si son incosteables. La innovación científica es inútil si las personas marginadas no tienen acceso a las tecnologías o a los tratamiento ya existentes.

Los investigadores, financiados con fondos públicos y las compañías de innovación nano-biotecnológica, son hoy los principales actores. La gran industria farmacéutica se mantiene en los márgenes —pero los análisis predicen que entrarán pronto al juego. Aunque la medicina habilitada nanológicamente pueda brindar beneficios, se mueve muy aprisa en ausencia de un debate público que aborde sus impactos económicos y sociales de largo alcance. Algunos productos nanométricos que se intenta usar en el cuerpo humano pueden ser terapéuticos, pero aún hay muchas preguntas sin respuesta en cuanto a los impactos de la nanotecnología en la salud y el ambiente. Los productos que incorporan materiales nanométricos mediante ingeniería podrían entrar al cuerpo accidentalmente a través del ambiente o la cadena alimenticia.
Los desarrollos de la nanomedicina podrían dar por resultado personas más saludables aun cuando los nuevos materiales nanoscópicos liberados al ambiente puedan enfermar a la gente. Nadie está seguro de cómo poder distinguir entre los nano productos benignos y los peligrosos, y el naciente campo de la nanotoxicología está teñido de incertidumbre.

Las tecnologías que convergen en la escala nanométrica (incluida la biotecnología, la neurotecnología y las tecnologías de la información) llegarán mucho más lejos que los diminutos dispositivos para suministrar medicamentos o que los reactivos de diagnóstico a nivel celular, propios para gente enferma. La convergencia tecnológica hará posible, teóricamente, alterar la estructura, la función y las capacidades de los
cuerpos y los cerebros humanos. En el futuro cercano, las tecnologías que se pretende usar en el cuerpo —habilitadas por la nanotecnología— borrarán cualquier distinción entre “terapia” y “mejoramiento” y podrían alterar la definición de lo que significa ser humano.
Algunas personas alegan que la nanotecnología ayudará a extender el rango de la vida humana mucho más allá de un siglo (“eliminando la muerte prematura”) y nos permitirá transferir información directamente a nuestros cerebros. En última instancia, la amplia aceptación de las ecnologías de mejoramiento del desempeño humano —suponiendo que funcionen según su diseño— crearán una brecha basada en las “habilidades”, entre quienes pueden pagarlas y quienes no pueden (o aquéllos que decidan resistirse a ellas).
Se proclama que las tecnologías nanoescalares son las herramientas tecnológicas que nos ayudarán a lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio: los objetivos de Naciones Unidas para promover el desarrollo humano e impulsar la sustentatibilidad social y económica en el Sur global.1 Sin embargo, las innovaciones de la medicina nanológica surgen del Norte y se diseñan primordialmente para los mercados de la OCDE.
Las nuevas tecnologías nanoescalares nos ofrecen ahora intervenciones que pretenden que nuestros cuerpos
serán más fuertes, más hábiles, más duraderos. Las intervenciones básicas que conducen a mejoras en vivienda y sanidad, acceso a agua limpia y educación —por ejemplo, pueden, en última instancia, conducir a mejoras mayores en salud humana que las tecnologías médicas de punta. Pero es no es lo único. Enfatizar las soluciones médicas desvía la atención y los recursos que se canalizaban hacia aspectos no médicos como la salud y el bienestar comunitario.
Los fármacos y dispositivos habilitados con nanotecnología jugarán un papel en garantizar y prolongar lavigencia de las patentes monopólicas que cubren compuestos medicinales y drogas más antiguas no tan eficaces. La industria y los analistas predicen que la nanotecnología incrementará los márgenes de lucro, expandirá el rango de la propiedad intelectual y desalentará la competencia.2 Es muy posible que con las empresas empeñadas en hacer negocios “como siempre”, las innovaciones médicas de la nanotecnología concentren aún más el poder de la industria farmacéutica y no sean lo suficientemente relevantes para responder a las necesidades de salud y pobreza de las comunidades marginadas.

El desarrollo de la medicina habilitada nanológicamente (y su potencial para responder a las necesidades globales de salud) deben examinarse en un contexto político y social más amplio. La crisis global de salud no surge de la ausencia de una tecnología médica ni de una falta de innovaciones. Pese a décadas de sorprendentes avances en la posibilidad de salvar vidas o de extenderlas mediante la tecnología, un tercio de la población mundial no puede acceder de modo estable a medicinas esenciales.3 Hay partes de África y Asia en que esta cifra se eleva a más de la mitad de la población. Según los informes publicados en 1988 y 2004 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas que no accede a medicinas esenciales permaneció fijo durante el lapso de 16 años entre informe e informe. Las nuevas tecnologías médicas son irrelevantes para la gente pobre si no se hacen accesibles o si son incosteables. La innovación científica es inútil si las personas marginadas no tienen acceso a las tecnologías o a los tratamientos ya existentes.
En el contexto social y político actual, una inversión importante en las investigaciones y el desarrollo de la medicina nanológica puede no ser la receta correcta para responder a las necesidades de salud humanas, especialmente en el Sur global. La historia muestra que las nuevas tecnologías no resuelven los complejos problemas enraizados en las inequidades sociales y de pobreza. Desde el inicio del siglo XXI, la expectativa de vida decreció en 38 países de todo el mundo. Incluso en América del Norte y Europa, donde las tasas de mortalidad disminuyeron de modo estable durante todo el siglo XX, los estudios muestran que esos descensos fueron, en gran medida, independientes de las intervenciones médicas y tendrían que atribuirse, más correctamente, a mejoras en la nutrición y la higiene. Las medicinas habilitadas nanológicamente y el celo en promover las tecnologías de refinamiento del desempeño amenazan con apartar de las necesidades esenciales de salud los escasos fondos destinados a la investigación y desarrollo de la medicina.