viernes, febrero 23, 2007

Nanomedicina. 10/25. El homo sapiens "refinado".

De la terapia al mejoramiento: el homo sapiens refinado
¿Podrán usarse las tecnologías nanoescalares para combatir la salud?

Mientras los gobiernos, la industria y los científicos —particularmente en los países pertenecientes a la OCDE— están prestos a resaltar las potenciales contribuciones de la nanotecnología en la remediación de la salud menguada, también están listos para señalar que los avances en las “tecnologías convergentes” —nanotecnología, biotecnología, tecnología de la información, neurotecnología y ciencias cognitivas— habrán de dar respuesta a la salud percibida como menos que óptima. Es en el ámbito de las tecnologías para el mejoramiento del desempeño humano que la convergencia tendrá tal vez mayor impacto y mayores ganancias.

La convergencia tecnológica hará posible, teóricamente, refinar la estructura, el funcionamiento y las capacidades de los cerebros y los cuerpos humanos.

No se trata, en esta visión, de simplemente eliminar las discapacidades o curar las enfermedades, sino de producir cuerpos más fuertes, más veloces, que rebasen el desempeño de los cuerpos más sanos y atléticos de hoy, remodelando los cerebros para que retengan más información y se comuniquen directamente con las computadoras, miembros artificiales u otros cerebros.

Un ejemplo es el implante artificial de neuronas, ya aprobado por la FDA para usos clínicos, que reemplaza las neuronas dañadas por el mal de Parkinson. El dispositivo permite descargar programas actualizados, directamente de un ordenador ex vivo al implante en el cuerpo.49 Por ahora, estos dispositivos se reservan para quienes sufren una enfermedad; en el futuro cercano será más difícil distinguir entre lo que constituye una enfermedad y lo que meramente es una salud menor a la óptima, o distinguir entre terapia y refinamiento o mejora.
Toda nueva tecnología ha producido un nuevo grupo de gente marginada y nuevas desigualdades. Ante la realidad de las políticas públicas actuales, no hay razones para suponer que esta vez será diferente si el cuerpo humano se torna la mercantilizable. En la medida en que la tecnología de mejoramiento del desempeño humano sea una tecnología que capacite a unos cuantos, será una tecnología que discapacite a muchos... si proseguimos como vamos, veremos aparecer una nueva clase de descastados: los no actualizados.1 -Doctor Gregor Wolbring, Universidad de Calgary
Al igual que con la brecha digital, la brecha en las capacidades marcará más los límites entre el Norte y el Sur, entre ricos y pobres por doquier.

Para un gran final, el nuevo y refinado cuerpo creado mediante tecnologías convergentes puede extender su rango de vida humana mucho más allá de un siglo. Según el gobierno estadunidense, las tecnologías que convergen en la escala nanométrica “mejorarán el desempeño humano” en los sitios de trabajo, en los campos de juego, en los salones de clase y en los campos de batalla. Inteligencia descargable, memoria descargable y cuerpos de hiperdesempeño que requerirán una definición revisada de nuestra especie, Homo sapiens. O tal vez las nuevas realidades tecnológicas nos crearán la necesidad de una nueva clasificación de una vez por todas (Homo sapiens 2.0), que describirá esa pequeña fracción de la población mundial que podrá pagar por su refinamiento mediante la convergencia tecnológica.

Aunque relativamente pocas personas podrán darse el lujo de pagar un paquete de mejoras plenas, algunos realces —que serán posibles con las tecnologías convergentes— penetrarán más y más en la sociedad y se “naturalizarán” hasta que la gente los considere correcciones necesarias, del mismo modo en que hoy consideramos los anteojos de aumento. Al mismo tiempo, habrá una puja corporativa para definir y ampliar el rango de las “condiciones de salud” tratables —será frecuente que se disfracen de campañas por “elevar la conciencia del público”—, con el fin de crear o expandir mercados para los nuevos refinamientos disponibles.
La práctica de promover enfermedades para crear mercados que las traten se conoce como tráfico de enfermedades.50 Ciertos rasgos de personalidad (digamos la timidez), rasgos físicos (como la fuerza o la altura ”promedio”), rasgos cognitivos (una inteligencia “normal”) se considerarán indeseables y corregibles (y gradualmente inaceptables). La línea entre mejoramiento y terapia —que ya es borrosa— se perderá por completo. El efecto final será un viraje en la percepción de lo que es “normal” y la creación de lo que el doctor Gregor Wolbring, bioquímico e investigador en aspectos de salud en la Universidad de Calgary, llama una “brecha de capacidades”.51 Del mismo modo que la brecha digital, la brecha de capacidades marcará distancias en los límites entre el Norte y el Sur, entre los ricos y los pobres, en todas partes.
En las condiciones actuales, es muy probable que la introducción de tecnologías de mejoramiento o refinamiento del desempeño humano muy penetrantes socialmente, tengan por resultado el producir un nuevo grupo de gente marginada por la “brecha” resultante. Algunos mantienen que es posible trazar una línea entre terapia y mejoramiento y que esa línea debe trazarse porque la distinción ayudará a emprender un
Por desgracia, la hormona del crecimiento no será el único caso en que una tecnología de mejoramiento del desempeño, al administrarse en ausencia de enfermedad, invente una población “afectada” que antes se consideraba sana.

Para algunos, esto llama a un debate ético acerca de lo que significa ser humano y cómo preservar nuestra humanidad.52 Otros arguyen que, dada la configuración actual de la sociedad, no puede mantenerse una línea que divida la terapia del mejoramiento y que debe iniciarse un debate que reconozca los factores sociales (valores y prejuicios, por ejemplo) que en la actualidad contribuyen al entendimiento de lo que entraña ser humanos. De ahí, el debate, dicen, debe enfocarse en cómo, si acaso, proteger a aquéllos que actualmente no cumplen con los criterios de lo “humano” —y a aquéllos que no cumplirán con un criterio revisado según nuestro futuro refinado tecnológicamente.53 Otros más —los llamados transhumanistas, por ejemplo— creen que la especie humana se encuentra en una etapa temprana de desarrollo —y se hallan a gusto con una definición maleable de Homo sapiens y están ansiosos por utilizar las tecnologías disponibles que les brinden humanos “mejores”.54 Se imaginan un mundo no muy distante donde se descubra una “cura” para la “condición médica” conocida como “envejecimiento” —tal vez mediante el impulso de SENS (Strategies for Engineered Negligible Senescence), una serie de “estrategias para una senectud insignificante”— con la cual los humanos podrían vivir con buena salud mucho más de cien años.55

Aunque algunos transhumanistas reconocen que la introducción de ubicuas tecnologías de mejoramiento podría ensanchar la brecha entre ricos y pobres, no ven en esto una razón poderosa para limitar su utilización. Consideran las disparidades al interior de la sociedad como un problema de antaño, y que yace aparte, que no fue creado (ni será resuelto) por las tecnologías de refinamiento o mejoramiento.56