viernes, febrero 23, 2007

Nanomedicina. 14/25. Enfermedad y pobreza en el Sur Global

¿Qué papel jugará la medicina habilitada nanológicamente en remediar la enfermedad y la pobreza en el Sur global?

Según un boletín de prensa del centro conjunto de bioética de la Universidad de Toronto (31 de marzo de 2005), “algún día, muy pronto, en una comunidad remota del mundo en desarrollo, algún trabajador de la salud pondrá una gota de la sangre de un paciente en una pieza de plástico del tamaño aproximado de una moneda. En minutos tendrá el diagnóstico completo, incluida la batería de pruebas comunes, más el análisis de enfermedades infecciosas como la malaria o el VIH/SIDA, los desequilibrios hormonales e incluso algo como el cáncer. Esta sorprendente pieza de plástico se conoce como laboratorio en un chip y es uno de los revolucionarios productos y procesos que actualmente emergen de la investigación nanotecnológica con potencial para transformar la vida de miles de millones de los habitantes más vulnerables del mundo”.111

En septiembre de 2000, Naciones Unidas adoptó los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM, o MDG por sus siglas en inglés) y 18 metas — un “mapa” para erradicar el hambre y la pobreza, y para garantizar la salud y la sustentabilidad ambiental, en especial la de los más pobres del mundo, hacia 2015. Naciones Unidas identifica que tres ODM y ocho (de las 18) metas se relacionan con la atención a la salud (ver Recuadro 3). La “fuerza de tarea en ciencia, tecnología e innovación” [UN Millenium Project’s Task Force on Science, Technology and Innovation], parte del Proyecto Milenio de Naciones Unidas, considera la nanotecnología como una importante herramienta para lograr los ODM.112 Muchos otros —científicos, investigadores, empresarios, analistas de mercado y expertos en desarrollo rural entre ellos— concuerdan en que las tecnologías nanoescalares ofrecen el potencial de mejorar la salud a nivel global — incluido el mundo en desarrollo.113
Los impulsores creen que la nanotecnología podría jugar un papel importante en remediar la salud del Sur global, no sólo en directo al tratar a los enfermos con novedosas vacunas y terapias provenientes del ámbito nanoscópico, sino de modo indirecto, aligerando las condiciones que conducen a enfermedades, como el agua potable poco segura. La investigación actual en filtros de origen nanoscópico y en nano-partículas que retiran los contaminantes del agua son ejemplos citados con frecuencia para invocar las potenciales contribuciones de la nanotecnología a la salud del mundo en desarrollo. El Grupo ETC reconoce que la investigación y el desarrollo nanotecnológico relacionados con el agua son potencialmente significativos para el mundo en desarrollo. El acceso a agua limpia podría ser una contribución mucho mayor a la salud global que cualquier intervención médica particular.

La investigación nanotecnológica relacionada con el agua y su contexto político y económico requieren más estudios, y el Grupo ETC examinará (en un informe aparte) la investigación y el desarrollo en nanotecnología relacionada con el agua. En este informe, sin embargo, confinamos nuestro análisis a la medicina nanológica drogas y dispositivos para la detección, diagnóstico y tratamiento de enfermedades a nivel molecular.
Consideramos que la crisis mundial de la salud no surge de una falta de innovación científica o de tecnología médica: la raíz del problema es la pobreza y la inequidad. Las nuevas tecnologías médicas son irrelevantes para la gente pobre si no son accesibles o costeables. La innovación científica carece de sentido si la gente marginada no tiene acceso a los tratamientos o a las tecnologías ya existentes. Médicos sin Fronteras apunta que las compañías farmacéuticas ponen más atención en obtener patentes en los países en desarrollo que en suministrar los medicamentos esenciales.114
Como lo dijo la Comisión de Derechos de Propiedad Intelectual, Innovación y Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud en abril de 2006: “Las actuales políticas gubernamentales y las estrategias de las compañías —incluidos sus mecanismos de financiamiento e incentivos— en los países desarrollados y en desarrollo por igual, no han generado la suficiente innovación biomédica como para que ésta sea relevante para la mayoría de los países en desarrollo. Los nuevos tratamientos, e incluso los ya existentes, siguen estando fuera del alcance de quienes los necesitan.115 Por ejemplo, un tercio de la población mundial no puede acceder regularmente a los medicamentos esenciales. En partes de África y Asia esta cifra se eleva a más de la mitad de la población116