Nanomedicina. 16/25. Medicamentos esenciales.
La Organización Mundial de la Salud define los medicamentos esenciales como aquéllos que satisfacen las necesidades prioritarias de atención a la salud poblacional.138 En 1975, la Asamblea Mundial de la Salud hizo un llamado a la OMS para que ayudara a los Estados miembros a identificar y procurar medicinas esenciales que garantizaran seguridad, buena calidad y una efectividad adecuada con su costo.
La primera lista de fármacos esenciales de la OMS (ahora conocida como EML en inglés, por sus siglas, y en castellano como LME), publicada en 1977, fue descrita como “una revolución pacífica en la salud pública internacional”.139 El listado estableció el principio de que algunas medicinas eran más útiles que otras —y que muchos medicamentos esenciales son con frecuencia inaccesibles para la gente que los necesita. Hoy, la mayoría de los países mantiene listas nacionales de fármacos esenciales. Las listas son importantes porque guían los intentos del sector público en su procura de abasto de medicinas, y los programas que reintegran los costos de los medicamentos, las donaciones de medicinas y la producción local de fármacos.
En los últimos 29 años, las Organizaciones No Gub., las agencias de asistencia no lucrativas y los organismos intergubernamentales han adoptado ampliamente las políticas relativas a los medicamentos esenciales. Pero desde el principio, la industria farmacéutica se opuso al concepto de las LME y lo consideró una interferencia contra las fuerzas del mercado, una amenaza a las operaciones del sector privado.
En teoría, “se pretende que las medicinas esenciales estén disponibles en el contexto de los sistemas de salud vigentes todo el tiempo, en cantidades adecuadas, en las dosis y las formas adecuadas, con una calidad garantizada y a un precio que el individuo y la comunidad puedan costear”.140 Pero por supuesto la realidad es muy diferente. Existe una grave desigualdad en el acceso a los medicamentos esenciales aun y cuando este “acceso” se defina en los términos más modestos: la OMS entiende acceso como el porcentaje de la población que puede procurarse por lo menos 20 medicamentos esenciales, los cuales deben estar disponibles continuamente (y ser costeables) en las instalaciones de salud o en la farmacia, a menos de una hora de caminata desde el hogar del paciente.141
En 1988, la OMS publicó un informe sobre la situación mundial de los fármacos (The World Drug Situation) donde se calculaba que entre 1 300 y 2 500 millones de personas tenían poco o nulo acceso continuo a los más esenciales fármacos. Cuando 16 años después la OMS publicó la continuación de dicho informe (The World Medicines Situation), la cantidad prácticamente no había cambiado, aunque representaba un porcentaje menor de la población mundial: 30 por ciento, cuando antes era 37 por ciento.142 En cuatro de las seis regiones de la OMS (que suman 183 países), más países tienen muy poco o un mediano acceso a las medicinas esenciales (<50-80>95 por ciento). Por ejemplo, de los 35 países de la región de las Américas, 21 tienen de muy poco a mediano acceso, mientras que 14 tienen de mediano a muy alto.
La siguiente tabla compara el acceso de África a los medicamentos esenciales como lo indica el primer informe global de la OMS de 1988, y su seguimiento fechado en 2004. Según la OMS, 47 por ciento de la población africana no cuenta con medicinas esenciales. De 45 países, no 16 muestran ninguna mejora ni deterioro (entre mediados de los ochenta y finales de los noventa); de ellos todos, salvo uno, tienen un acceso muy bajo a los medicamentos esenciales.
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