CTI (31.05.05) c. Participación privada
2 Participación Privada
Diagnóstico
En Chile, la proporción del gasto en I+D financiada por las empresas privadas es menor al 28%, mientras que el resto es financiado por el gobierno y las universidades. Esto contrasta con lo que ocurre en el conjunto de países innovadores, donde las empresas financian más de un 68%.[1]
Tampoco la investigación y desarrollo aplicada se realiza en forma mayoritaria en las empresas. En efecto, un muy bajo porcentaje de científicos en el área de la investigación y desarrollo trabaja en ellas – menos del 6%, en contraste con Finlandia, en que lo hace más de un 30%.
Aparte de un evidente problema de demanda por innovación a nivel empresas, el bajo esfuerzo innovador del sector privado también se debe a fallas en el mercado de capitales (problemas de oferta) que dificultan el financiamiento del emprendimiento innovador. Es así como en los países innovadores los empresarios perciben que existe una disponibilidad de capital de riesgo al menos 50% superior a la existente en Chile. Con todo, debe destacarse que paulatinamente estas fallas de mercado se han ido corrigiendo a través de los proyectos de Ley de Mercado de Capitales I y II, partiendo por los niveles más básicos de funcionamiento del mercado y avanzando hacia niveles de mayor sofisticación.
Propuestas
Si bien los fondos públicos apoyan la generación de ideas mediante el financiamiento de las etapas de “desarrollo del concepto” y “desarrollo o transferencia de tecnología” y la Ley de Mercado de Capitales fomenta el desarrollo del mercado para que fondos privados transformen estas ideas en negocios mediante el financiamiento privado de las etapas de “desarrollo inicial de la empresa” y “expansión”, existe una excepción en la cobertura de este esquema, a decir, la etapa de “aplicación y primer escalamiento” la que estaría quedando rezagada y debiese cubrirse mediante el desarrollo de instrumentos ad-hoc. Capital semilla surge como uno de estos mecanismos.
Mejorar la información a disposición de las empresas de manera que éstas se mantengan informadas sobre los distintos fondos y programas de apoyo a la actividad innovativa que actualmente operan en Chile y cómo acceder a ellos.
Fomentar la vinculación con agentes externos a la empresa de manera de romper con la inercia de la procedencia de las ideas innovativas. Esto es, herramientas que ayuden a “apretar” la red del Sistema innovativo Nacional.
Revisar la posibilidad de implementar mecanismos tributarios para incentivar la actividad privada en I+D cuidando que sean temporales, incrementales y fácilmente controlables.
[1] Esto es una práctica fundamental ya que tiende a asegurar que la investigación sea pertinente a las necesidades del sector productivo y tenga efectos económicos reales.
Diagnóstico
En Chile, la proporción del gasto en I+D financiada por las empresas privadas es menor al 28%, mientras que el resto es financiado por el gobierno y las universidades. Esto contrasta con lo que ocurre en el conjunto de países innovadores, donde las empresas financian más de un 68%.[1]
Tampoco la investigación y desarrollo aplicada se realiza en forma mayoritaria en las empresas. En efecto, un muy bajo porcentaje de científicos en el área de la investigación y desarrollo trabaja en ellas – menos del 6%, en contraste con Finlandia, en que lo hace más de un 30%.
Aparte de un evidente problema de demanda por innovación a nivel empresas, el bajo esfuerzo innovador del sector privado también se debe a fallas en el mercado de capitales (problemas de oferta) que dificultan el financiamiento del emprendimiento innovador. Es así como en los países innovadores los empresarios perciben que existe una disponibilidad de capital de riesgo al menos 50% superior a la existente en Chile. Con todo, debe destacarse que paulatinamente estas fallas de mercado se han ido corrigiendo a través de los proyectos de Ley de Mercado de Capitales I y II, partiendo por los niveles más básicos de funcionamiento del mercado y avanzando hacia niveles de mayor sofisticación.
Propuestas
Si bien los fondos públicos apoyan la generación de ideas mediante el financiamiento de las etapas de “desarrollo del concepto” y “desarrollo o transferencia de tecnología” y la Ley de Mercado de Capitales fomenta el desarrollo del mercado para que fondos privados transformen estas ideas en negocios mediante el financiamiento privado de las etapas de “desarrollo inicial de la empresa” y “expansión”, existe una excepción en la cobertura de este esquema, a decir, la etapa de “aplicación y primer escalamiento” la que estaría quedando rezagada y debiese cubrirse mediante el desarrollo de instrumentos ad-hoc. Capital semilla surge como uno de estos mecanismos.
Mejorar la información a disposición de las empresas de manera que éstas se mantengan informadas sobre los distintos fondos y programas de apoyo a la actividad innovativa que actualmente operan en Chile y cómo acceder a ellos.
Fomentar la vinculación con agentes externos a la empresa de manera de romper con la inercia de la procedencia de las ideas innovativas. Esto es, herramientas que ayuden a “apretar” la red del Sistema innovativo Nacional.
Revisar la posibilidad de implementar mecanismos tributarios para incentivar la actividad privada en I+D cuidando que sean temporales, incrementales y fácilmente controlables.
[1] Esto es una práctica fundamental ya que tiende a asegurar que la investigación sea pertinente a las necesidades del sector productivo y tenga efectos económicos reales.
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